A veces por vergüenza, por no querer hacer daño a otras personas, o miedo a quedar mal, solemos complacer a los demás sin tener en cuenta nuestros propios sentimientos. Quizás evitamos decir lo que en realidad pensamos, no nos atrevemos a decir que NO, o bien a pedir que respeten nuestras necesidades.
A la larga puede conllevar serios problemas si se convierte en una costumbre o en un patrón habitual de comportamiento. Dependerá de la educación recibida, de las experiencias vividas y del carácter de cada uno, entre otros aspectos. Asimismo está estrechamente relacionado con la autoestima y autoconfianza.
Muchas personas sufren algún tipo de maltrato psicológico, algunas por desgracia sin ser totalmente conscientes de ello ya que esta forma de dañar al otro puede ser muy evidente o bien por el contrario, a veces es muy sutil.
La falta de respeto hacia otra persona, el tratar de humillarla y menospreciarla, el recalcar solamente sus errores y nunca sus logros, el no tener en cuenta sus opiniones, el burlarse del otro…suelen ser formas de maltrato psicológico que a veces pasan por alto. El bullying o acoso escolar en las escuelas y el mobbing en el trabajo son formas de maltrato psicológico (y a veces incluso físico), pero no solamente ocurre en el ámbito escolar y laboral sino que podemos llegar a sufrirlo en la pareja, la familia o los amigos.
➡️ ¿Cuáles son las consecuencias de sufrir maltrato psicológico? A continuación cito algunas de las más habituales:
· Baja autoestima: falta de amor propio, la persona se infravalora, no cree en sí misma y piensa que no es capaz de lograr lo que se proponga.
· Inseguridad en uno mismo: desconfianza en uno mismo, dificultades en tomar decisiones importantes. Suele pedir frecuentemente la opinión de los demás y prefiere que otros decidan por él/ella.
· Incapacidad de mantener relaciones saludables: la misma falta de amor propio resulta ser un obstáculo para relacionarse con los demás. Siente desconfianza hacia los demás o bien cree que necesita constantemente el apoyo de otros.
· Dependencia emocional en la pareja: apego obsesivo hacia la otra persona, incapacidad de terminar una relación cuando ésta no funciona.
· Tendencia a un estado de apatía o depresión: suelen ser personas que se desaniman con facilidad, sobre todo cuando las circunstancias no son como desearían. Carecen de resiliencia (capacidad de afrontar las adversidades).
· Dificultades para expresarse: tendencia a callarse aquello que le molesta, le cuesta decir “no” y exponer sus quejas u opiniones.
Hemos visto algunas de las secuelas más habituales de alguien que haya sufrido este tipo de maltrato a lo largo de su vida, sobre todo a una edad temprana, ya que especialmente son las experiencias durante los primeros años de vida las que determinan nuestro comportamiento futuro.
Es importante por tanto, aprender a poner límites a los demás, a respetarse a si mismo y a comunicarse con asertividad ya sea con la pareja, familiares o amistades. Es indispensable para poder mantener relaciones saludables sin sentirnos sumisos ni dependientes emocionales de otra persona.
Tanto si sentimos que nos invaden nuestro espacio e intimidad, necesitamos tiempo para estar solos, o bien nos vemos forzados a hacer algo que realmente no nos apetece, es cuando debemos expresar con firmeza aquello que queremos y lo que no. De igual forma si sentimos que no estamos siendo respetados o no tienen en consideración nuestra forma de pensar. Date cuenta de que tu opinión es tan importante y válida como la de cualquier otro, por ello respétala y defiéndela cuando sea preciso.
En otras ocasiones nos puede costar más poner límites cuando nos sentimos halagados y complacidos por alguien. A veces las apariencias engañan y hay que vigilar con los "lobos con piel de cordero". Suelen ser personas que aparentemente nos traten (demasiado) bien, para conseguir algo a cambio. De manera consciente o inconsciente emplean el chantaje emocional para hacer sentir culpables a los demás y obtener lo que desean. Habitualmente les cuesta aceptar un NO por respuesta.
Marcar límites no tiene nada que ver con ser egoísta, sino todo lo contrario. Son barreras o líneas basadas en lo que cada persona es capaz de tolerar. Son un “hasta aquí” y la manera en que queremos ser respetados. Cada uno de nosotros tiene unos límites distintos, por este motivo es aconsejable realizar un trabajo interior de autoconocimiento.
Existen terapias que acompañan a la persona en su proceso de crecimiento personal, le ayudan en su toma de conciencia y equilibrio emocional. La Kinesiología, el EFT Tapping o la LNT® son herramientas extraordinarias para tratar este tipo de casos. En una o pocas sesiones ya se notan los resultados, y se logra desbloquear emociones, inseguridades, miedos y a aumentar la confianza en uno mismo.
Recuerda que TU RELACIÓN MÁS IMPORTANTE ES CONTIGO MISMO.
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